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Mostrando entradas de noviembre, 2015

El mundo a tus pies: una piedra en el camino

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Creo haberme referido en alguna ocasión a esos libros que a veces parecen perseguirnos, con los que nos topamos una y otra vez en librerías y bibliotecas. Nuestros amigos nos hablan de ellos y los vemos en manos de desconocidos en el transporte público. Pero siempre encontramos un buen motivo para aplazar su adquisición o su simple lectura, hasta encontrar un momento adecuado que tal vez nunca llegue. El cómic Papel estrujado del castellonense Nadar ha sido uno de los últimos libros por los que me he sentido acechado. Los meses pasaban sin que terminara de animarme a hacerme con él, a pesar de su desconcertante tendencia a hacerse el encontradizo en cualquier tienda de cómics. En una ocasión hasta llegué a considerarlo como un posible regalo interesado, de esos que hacemos con el ojo puesto en un regreso temporal en forma de préstamo. Pero finalmente descarté  tal opción a causa de una de mis manías más recientes, la de no regalar libros que yo mismo no haya leído previamente.

True Detective: el rey amarillo

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Una de las consecuencias de la autofagia que hoy consume al cine comercial ha sido el auge de la televisión. De ser ampliamente considerado un medio de segunda fila, sin apenas calado intelectual, ha pasado a erigirse en salvador de la narrativa audiovisual a través de sus series. Sin embargo, siempre he contemplado este formato con algún recelo, quizá por estar aún más sometido que el cine a los dictados de la industria que lo gobierna. Y los eslóganes que afirman que si Shakespeare estuviera vivo se dedicaría a fregar los baños de la HBO —o algo así— no hacen sino proporcionarme más motivos para la alerta. True Detective ha sido una de las cumbres televisivas de la época reciente, o al menos tal juicio de valor se ha repetido lo suficiente como para convertirse en verdad irrebatible. La evolución de sus personajes, la ambientación, el guion, la interpretación, todo en ella ha sido objeto de elogio. Sin embargo, su segunda temporada a menudo se ha enfrentado a unas críticas simi

Parks and Recreation: la democracia en América

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No empleo demasiado tiempo en ver series de televisión y la comedia es un género al que me conformo con asomarme muy ocasionalmente. Por ello, nunca había considerado ver una comedia de situación como Parks and Recreation hasta que alguien llamó mi atención sobre la misma, prácticamente poniéndola ante mis ojos. Casi a mi pesar me pareció un divertido pasatiempo y desde entonces he engullido un buen número de sus breves episodios a mi reposado ritmo usual, tan ajeno a excesos y maratones. Pero antes que el elemento cómico de las situaciones presentadas en la serie, encuentro de mayor interés su manera de retratar el nivel local de la política. Es aquí donde la interacción entre sociedad y administración se torna más íntimamente mezquina, con las políticas públicas siendo concebidas e implementadas entre tejemanejes de andar por casa. Ron Swanson, director del departamento de parques que da nombre a la serie, es sin duda el personaje que encuentro más fascinante: un ultraliberal q