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Mostrando entradas de marzo, 2017

Cayendo hacia arriba

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No creo que sea posible entender la producción musical reciente de nuestro país sin tener en cuenta a Los Planetas, un grupo que proyecta su alargadísima sombra sobre ese no tan heterogéneo conjunto de escenas al que solemos referirnos como indie . La influencia de Los Planetas trasciende barreras estilísticas y generacionales, siendo posible encontrar huellas de la misma en lugares insospechados; aunque mis referencias preferidas sean las de índole más bien metamusical. Por ejemplo, en «Mi estrategia vital» escuchamos a unos jóvenes Grushenka ironizar sobre como «esto no lo arregla [...] ni san J de Los Planetas», mientras que el más veterano Luis Brea se refiere en «Baso es con "v"» a «esa puta canción de Los Planetas», justo antes de que la batería arranque con el ritmo de «Segundo premio» . Mi propio interés por esta banda siempre ha sido más bien tibio y centrado en sus primeros álbumes, además del recopilatorio de singles y caras B titulado Canciones para una orque

Code 46: el amor en los tiempos del virus a la carta

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En época reciente he recuperado la costumbre de llevar un listado de películas que quiero ver en el futuro. No obstante, a veces transcurre tanto tiempo entre anotación y visionado que cuando llega el momento del segundo he olvidado las causas de la primera. Así, muy a menudo no consigo recordar si mi interés nació de la recomendación de algún conocido, de la lectura de una reseña o incluso de su presencia en una de esas listas de los mejores filmes de tal o cual género, tan ubicuas hoy. Mi más reciente experiencia de este tipo ha sido Code 46 , una película de ciencia ficción dirigida por Michael Winterbottom en el periodo que media entre su entretenida 24 Hour Party People y la muy irrelevante 9 Songs . La distopía retratada por Code 46 viene a ser una pesadilla panóptica de tono corporativo, aderezada además con elementos como la manipulación de la memoria humana, la creación de virus mediante ingeniería genética y la posibilidad de incesto accidental provocado por la clonaci

Protocolos ante el apocalipsis

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Pese a su reciente incursión en el Senado, no creo necesario insistir en que el subgénero «de zombis» está más que exhausto: resoplar con afectado desdén cada vez que algún conocido menciona The Walking Dead es algo en lo que ya invierto demasiada energía. Pero a pesar de todo, en las últimas semanas me las he arreglado para ver no una, sino dos películas cuya trama gira en torno a estos muertos vivientes, infectados o lo que se tercie llamarlos en cada ocasión. El primer aspecto negativo que he hallado en Train to Busan está en el propio título con el que ha sido distribuida en nuestro país, como si usar una traducción al inglés le añadiera un imprescindible plus de foraneidad a una obra procedente de Corea del Sur. Por lo demás, Train to Busan es una película anodina cuyo principal interés radica en sus escenas de acción, con los protagonistas recorriendo el interior del tren que le da título mientras intentan no sucumbir ante las hordas de zombis. Su galería de personajes es