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Mostrando entradas de julio, 2014

The Smiths: hoy te esperaré

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Aunque el vaso imaginario que contiene mis lecturas sobre The Smiths debe estar próximo a rebosar, de tanto en tanto encuentro algún nuevo volumen que despierta mi curiosidad sobre la banda. Con el paso del tiempo mi interés en conocer nuevos detalles sobre el grupo de Manchester se ha ido desvaneciendo hasta casi la insignificancia pero a veces es reavivado por el buen hacer que se desprende de algunas obras, particularmente cuando una mano bienintencionada las deja caer en mi regazo. Y así, una de mis últimas adquisiciones ha sido The Smiths , una antología de ensayos sobre la banda británica compilada por Fruela Fernández y cuyo subtítulo Música, política y deseo parece aludir al variado carácter de los textos que la componen. La naturaleza de los mismos es ciertamente diversa y mientras que algunos han sido escritos ex profeso para la ocasión, otros son más antiguos en origen y rebuscados en su procedencia. De este modo The Smiths se configura como un mosaico difícil de valo

Ender's Game: los viejos cadetes espaciales

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En ocasiones ocurre que un autor o músico por quien en tiempos llegamos a sentir auténtica devoción pierde ese lugar de privilegio. Y menudo la causa es ese hastío que nace del conocimiento íntimo y que puede hacernos olvidar casi cualquier objeto amado. Orson Scott Card fue durante mucho tiempo uno de mis escritores de cabecera y me sentía poco menos que obligado a leer cada palabra que escribía. Pero no sería la sobredosis lo que terminara por conducirme al desinterés sino la creciente presencia en su obra de su ideario religioso, plenamente visible en la colección de cuentos La gente del margen y llegando a extremos absurdos en La saga del retorno . La lectura de esta última pentalogía fue lo que finalmente me hizo desistir de continuar adentrándome en el universo de Card, harto del mesianismo explícito de su protagonista y de una visión reaccionaria del mundo en general y de temas como la homosexualidad en particular. A pesar de todo continúo conservando una minúscula cantidad

The Messenger: mensajes del ayer

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A pesar de haber aprendido a amar la música de The Smiths desde mi interés por la figura de su guitarrista he encontrado mucho más apetecible seguir las posteriores correrías del otro colíder de la banda, el inefable Steven Morrissey. Quizá se deba a que la carrera de este último consiste únicamente en una relativamente extensa serie de álbumes en solitario, mientras que el resto de la producción musical de Johnny Marr se reparte entre un buen número de bandas. Por desgracia, mi interés por la mayoría de estos grupos era escaso antes de la incorporación de Marr y mi afición a su música nunca pasó de ser algo impostado. Dejando de lado un álbum grabado bajo el nombre de Johnny Marr + The Healers, la sola excepción a la mercenaria y casi funcionarial carrera del guitarrista de Manchester es su paso por Electronic. Pero de los tres álbumes fruto de esta colaboración con Bernard Sumner tan solo el primero ha encontrado algún acomodo en mi memoria y, de hecho, nunca he llegado a dedica