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Mostrando entradas de septiembre, 2009

Quintaesencial

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A pesar de no haber leído más que dos libros (¡y medio!) escritos por Nick Hornby mi relación con este autor es una de las más idílicas que jamás he mantenido, literariamente hablando. Nunca había oído hablar de este inglés hasta que alguien muy cercano a mí me puso una copia de High Fidelity en las manos, conminándome a leerla en un par de días y darle mi opinión. No recuerdo muy bien qué pensé exactamente acerca de la novela en aquel momento pero unos cuantos años y varias relecturas más tarde continúo encontrándola apasionante. Y no es que los temas tratados sean especialmente novedosos pero el envoltorio que recubre a la sustancia es lo que capturó mi atención, con lo musical permeando cada página y el punto exacto de frikismo gamberro que encuentro encantador. Soy tan previsible que con el paso de los años Alta fidelidad ha llegado a ser el libro que he regalado en más ocasiones y uno de los que suelo recomendar a cualquiera que se me aproxime diciendo que no sabe qué leer. Por

Mis pretenciosas lágrimas

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Durante estos últimos años se ha hablado mucho de los cambios experimentados por la industria de la música, con algunas voces apuntando a la inminente desaparición de los álbumes tal y como los conocemos. Ian Astbury, cantante de los venerables y algo seniles The Cult, ha llegado a afirmar que su banda no volverá a grabar álbumes sino que se limitará a publicar canciones sueltas cuando crea tener alguna que merezca la pena. La palabra single ni siquiera salió a relucir en aquella entrevista: Astbury sólo habló de canciones y es que si el formato de álbum está moribundo los sencillos yacen enterrados desde hace bastante tiempo. Menciono esto porque aún no me apetece enfrentarme mano a mano con Humbug , el último trabajo de Arctic Monkeys. No le he dedicado el tiempo suficiente como para tener una opinión plenamente formada y relevante sobre el mismo y como a primera escucha no se parece a sus álbumes anteriores no puedo limitarme a extrapolar. Así que de momento me conformaré con un

Otra filia incomprensible

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Hace ya varios años que un conocido me recomendó insistentemente Turn on the Bright Lights , el primer álbum de una nueva banda llamada Interpol. Como de costumbre tardé bastante tiempo en animarme a escucharlo y para entonces su segundo trabajo ya había aparecido aunque ninguno de los dos discos me causó una gran impresión en las primeras escuchas. Sin embargo algunos meses después tuve un momento de epifanía mientras escuchaba Antics y decidí que lo que tenía entre manos era un excelente grupo, un grupazo si queremos emplear el término técnico al uso. Cuando llegó Our Love to Admire ya me consideraba un ferviente fan de la banda neoyorquina y había pasado muchas tardes intentando iniciar en ella a cualquiera que se pusiera a tiro. Sobran comentarios acerca de si la música de Interpol se parece a la de Joy Division y hasta que punto las influencias del llamado post-punk están presentes. Hay muchos ecos de la música británica de los primeros ochenta en los aspectos sonoros de Int