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Mostrando entradas de marzo, 2015

Otros usos de la nostalgia

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Una de las ideas que últimamente me obsesiona es la necesaria relación entre toda obra de ficción y el contexto histórico que la genera. La ciencia ficción me fascina especialmente por su frecuente uso de ambientaciones de corte futurista que sin embargo no pueden evitar ser, si no un reflejo, sí un producto de las circunstancias sociales, políticas y económicas del entorno en que surgen. La dialéctica generada por la Guerra Fría es quizá uno de los ejemplos más evidentes, con el enfrentamiento entre bloques impregnando buena parte de la ciencia ficción elaborada durante un periodo en el que lo postapocalíptico cobra popularidad. Pero al mismo tiempo también aparecen numerosas obras de caracter más optimista, impulsadas quizá por los cambios en las sociedades occidentales y la relativa bonanza —no exenta de baches— de eso que recibe el nombre de ciclo económico. Por ello me cuesta no atribuir en parte el carácter mayoritariamente pesimista y hasta nihilista de la ciencia ficción a

Willow Creek: damnatio memoriae

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Los grandes estudios cinematográficos son cada vez más cautos con su dinero y una parte no desdeñable de su inversión se concentra en adaptaciones de obras procedentes de otros medios, remakes más o menos innecesarios y hasta reimaginaciones completas de clásicos no tan apolillados como quisieran hacernos creer. Una variante menos usual es la representada por aquellos productos que no llegan a ser un reboot pero sí suponen una ruptura en la continuidad de una saga. Este es el caso de la proyectada nueva entrega de Conan, que además del fallido reinicio de 2011 prescindirá de Conan the Destroyer para erigirse en epílogo a la película original de John Milius. Algo similar ha sido planeado para la nueva Alien de Neil Blomkamp, concebida como una continuación directa de Aliens de James Cameron que pasará por alto las tropelías cometidas por David Fincher y Jean Pierre Jeunet en sus respectivas películas. Incluso The Blair Witch Project podría recibir parecido tratamiento, con su univ

Suede: perdido en la televisión

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La primera canción de Suede que escuché fue una «So Young» acompañada de su vídeo musical, más intuido que visto en la antediluviana televisión en blanco y negro que aún se conservaba en casa de un amigo. Apenas recuerdo nada de su contenido salvo el beligerante flequillo de un vocalista que entonces encontré insoportablemente chillón. Y sin embargo no mucho después pasaría a considerar el segundo álbum de esta banda como uno de los discos más importantes de mi vida, muy por encima del resto de ofrecimientos de un pop británico por el que todavía no había llegado a interesarme. Desde entonces he pensado que la auténtica trayectoria de Suede termina poco antes de la publicación de este Dog Man Star , tras la partida del insustituible guitarrista Bernard Butler. No importa que el grupo prosiguiera su andadura para alcanzar sus mayores cotas de éxito: el precio fue convertirse de facto en una banda distinta. Así, la lectura de una biografía integral de Suede se me antojaba interesant