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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Infumables

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En plena adolescencia una amiga con inquietudes literarias solía hablarme de una categoría especial que había creado, pensada para aquellos escritores de genio universalmente reconocido pero que dudaba que jamás leyera. Las causas de esta negativa eran diversas pero en lo esencial se reducían a una buena dosis de desgana juvenil sumada a los prejuicios más infundados, sin olvidar una saludable actitud iconoclasta que, en tanto antesala del pensamiento crítico, es necesario cultivar. Esta galería de infumables —así los llamaba ella— era fluida y se expandía y contraía a menudo en función de unos intereses en constante evolución. Autores como William Faulkner o John Steinbeck podían estar incluidos un día, salir del gueto al siguiente y reincorporarse con posterioridad, según las mareas cambiantes de sus apetencias. Pero en aquella lista de infumables algunos escritores tenían garantizado un puesto que entonces se nos antojaba inamovible. Thomas Mann y James Joyce capitaneaban la cole

El Pardo: tu dios es verdadero

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Si hay algo que marca la diferencia entre la música de décadas pasadas y la del presente es la práctica desaparición del posicionamiento o compromiso político, ejemplificado aquí en una Lourdes Hernández significándose como «de derechas» desde una posición de aparente indigencia intelectual. En su excelente ensayo Clampdown , la periodista británica Rhian E. Jones analiza el giro ideológico que ha tenido lugar en la escena musical británica durante las últimas dos décadas, aunque algunas de sus conclusiones son fácilmente extrapolables a la realidad española. En este país también se ha producido un fenómeno de apropiación cultural, con una clase obrera que ha perdido su voz al negársele el derecho a definirse como tal y una producción musical cada vez más en manos de miembros de los estratos sociales más privilegiados. Y si a ello añadimos que buena parte de la escena independiente está formada por «gente mayor que está viviendo su adolescencia» —en palabras de Nacho Canut— el confo

French Films: Big in Japan

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Nunca antes había sido tan sencillo entrar en contacto con nueva música como lo es hoy: quizá por ello a veces es difícil librarse de la desidia para decidirnos a escucharla. Muy especialmente, la música en directo parece haber quedado reducida a coto de fans a pesar de ser una manera de descubrir nuevos artistas que supera a las indicaciones de cualquier «prescriptor». Y desde luego que me encanta ser arrastrado a una sala de conciertos para escuchar un grupo que no conozco más que someramente. O absolutamente de nada. De esta manera he conocido a French Films, una banda finlandesa que tras publicar su segundo álbum se halla inmersa en una gira mundial relativamente ambiciosa. Pero lo primero que sentí mientras sus jóvenes miembros tomaban el escenario empuñando sus guitarras Tokai fue una punzada de compasión al ver los destrozados zapatos de dos de ellos, casi bostezando de puro rotos. Aunque probablemente haya en ello más de impostura que de auténtica necesidad, pocas cosas tien