French Films: Big in Japan

Nunca antes había sido tan sencillo entrar en contacto con nueva música como lo es hoy: quizá por ello a veces es difícil librarse de la desidia para decidirnos a escucharla. Muy especialmente, la música en directo parece haber quedado reducida a coto de fans a pesar de ser una manera de descubrir nuevos artistas que supera a las indicaciones de cualquier «prescriptor». Y desde luego que me encanta ser arrastrado a una sala de conciertos para escuchar un grupo que no conozco más que someramente. O absolutamente de nada.

De esta manera he conocido a French Films, una banda finlandesa que tras publicar su segundo álbum se halla inmersa en una gira mundial relativamente ambiciosa. Pero lo primero que sentí mientras sus jóvenes miembros tomaban el escenario empuñando sus guitarras Tokai fue una punzada de compasión al ver los destrozados zapatos de dos de ellos, casi bostezando de puro rotos. Aunque probablemente haya en ello más de impostura que de auténtica necesidad, pocas cosas tienen tanto encanto romántico como un joven artista muerto de hambre y la banda se presentaba así revestida de un cierto aire de malditismo de clase obrera que no puedo evitar encontrar atractivo. Con un set improvisado en el que llegaron a engarzar alguna petición del público, la actuación de los finlandeses no sólo fue emocionante sino técnicamente irreprochable y salí de la sala El Sol con un buen puñado de estribillos bulléndome en la cabeza.

No tuve ocasión de escuchar el trabajo en estudio de French Films hasta varios días después y en su reciente White Orchid he encontrado un álbum marcado por percusiones de inspiración motorik y repleto de pop vigoroso y chispeante. Su sonido, desprovisto de cualquier asomo post-punk, está emparentado sólo de la más remota de las maneras con el de grupos como Beach Fossils o The Drums. Pero el reencuentro con las canciones que recordaba de su concierto no me ha defraudado y poder ponerle nombre a «Latter Days» o «Special Shades» me ha permitido usarlas como asidero para que este grupo no se me escape.

Comentarios

  1. Como seguramente debe ser natural, nada conozco de la banda que mencionas, pero haré por escucharla gracias a tus buenos comentarios. Y ¡cuánta razón tienes en que lanzarse a la aventura del directo es la forma idónea de adentrarse en los mundos musicales, "sin prescriptores"!

    Saludos

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  2. Pues sí, hay que desterrar esa idea de que es necesario ser fan de una banda para ir a verla en directo. En una ciudad como Madrid la oferta continúa siendo apabullante a pesar de todo: lo que escasea es un público que parece reservarse para los grandes eventos.

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