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Mostrando entradas de enero, 2015

Viet Cong: Radio Hanoi

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Cada vez que doy por enterrado el resurgimiento del post-punk me veo rebatido por alguna nueva banda, tal vez ansiosa por demostrar que las posibilidades estilísticas del género superan a las alcanzadas por su encarnación primigenia. Aun así, la inclusión ocasional en esta categoría de un disco como el debut de Mourn me llena de perplejidad: máxime cuando el par de canciones que he escuchado del grupo de Barcelona más bien me remiten al sonido de bandas como Best Coast. Por el contrario, la reseña del álbum homónimo de Viet Cong publicada en Mondosonoro sí me hizo pensar que este grupo pudiera ser un nuevo portador de la antorcha. Pero durante el tiempo transcurrido entre la lectura de aquel breve texto y la escucha del disco tuve ocasión de leer una elogiosa crítica en Pitchfork y verlo en Stereogum como álbum de la semana, además de convertirse en objeto de un interesante artículo en The Quietus y, finalmente, aparecer en Jenesaispop. Viet Cong se había convertido en un grupo de mod

Dead State: estaba de parranda

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El apocalipsis zombi como excusa narrativa para llegar al «fin del mundo tal y como lo conocemos» ha sido usado tan a menudo que su más mínima insinuación me conduce sin demora al aburrimiento. A pesar de ello la fuerza de la costumbre hace que siga comprando —y leyendo— cada nuevo volumen publicado de The Walking Dead , un cómic que desde hace mucho evidencia el agotamiento de su fórmula a pesar de esporádicos destellos de genio. A la lectura del tebeo suelo añadir el visionado de su adaptación televisiva aunque cada vez acudo más tarde a la cita anual con Rick y compañía, tal vez por forzar un ilusorio distanciamiento del ubicuo fenómeno Z. Pero a pesar de este y otros pequeños esfuerzos los zombis siguen sin escasear en mi dieta y, además de recuperar clásicos como Return of the Living Dead , la curiosidad a veces me lleva a aproximarme a productos de consumo de masas como World War Z , de torpe guión y unos efectos visuales que llegan a ser hilarantes en su afán por deslumbrar

Under the Dome: bienvenido a la colonia

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Nunca he dejado de considerarme un seguidor confeso de la obra de Stephen King aunque la lista de mis lecturas recientes se obstine en mostrar que mi antiguo interés casi se ha esfumado. Y es que ya ha transcurrido más de un lustro desde que leyera el díptico formado por las novelas Desperation y The Regulators , que a su vez fueron publicadas originalmente hace casi veinte años. Quizá la causa de que, a pesar de todo, nunca haya contado a King entre mis autores preferidos sea un prurito esnob pero sí lo considero un valor seguro y he recurrido a él en al menos un par de ocasiones para superar un bache en mi hábito lector. Sin embargo me ha costado disfrutar con Under the Dome , quizá porque en lugar de enfrentarme a un libraco de más de mil páginas he decidido conformarme con su adaptación televisiva. La presencia del propio King como productor ejecutivo - junto a su casi tocayo Steven Spielberg - parecía garantizar un mínimo de fidelidad a la novela pero Under the Dome ha resu