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Mostrando entradas de mayo, 2014

The Chameleons: saber lo que es real

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Los aires cuasi góticos de mucho del post-punk reciente no han evitado que Joy Division continúe siendo una referencia aparentemente obligatoria al describir el sonido de prácticamente todas estas bandas. Grupos como Savages son comparados rutinariamente con el del fallecido Ian Curtis y, aunque estos símiles no resistan una escucha mínimamente analítica, a menudo la banda ha de salir al paso de tales afirmaciones para reiterar que sus grupos de cabecera son otros. Incluso ha habido reacciones más airadas, como la de Harry McVeigh de White Lies al afirmar hace unos años que, horror, no le gustaban Joy Division, probablemente para remarcar que su propia banda se inspira mucho más en la new wave que en el post-punk y que tiene bastante más que ver con Echo and the Bunnymen o The Chameleons que con la banda de Manchester. Los mencionados The Chameleons son uno de esos esquivos grupos que son citados mucho más a menudo de lo que son escuchados. A pesar de ello su legado es fácil de

Bit of a Blur: ¿el palacio de la sabiduría?

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La lectura de biografías no está entre mis pasatiempos preferidos aunque suelo hacer excepciones con los relatos vitales de músicos, en especial cuando ellos mismos son los narradores. No puedo negar que este interés mío se debe en buena medida a la mitomanía, si bien es cierto que no es la única razón que me hace aproximarme a las vidas de estos personajes. El motivo que me gusta considerar como principal es la curiosidad por asomarme a sus procesos creativos, así como el descubrimiento de la motivación que informa su actividad artística. Mi interés por Blur siempre ha sido algo más que pasajero y el grupo es uno de los pocos pesos pesados del llamado britpop cuya música sigo revisitando con asiduidad, aunque algunos momentos de sus últimos álbumes me produzcan un hastío comparable al que me inspira la obra reciente de Radiohead. Y desde luego que la autobiografía de una figura tan carismática como su bajista iba a producirme algo de curiosidad, a pesar de que las únicas noticias

Caros sucedáneos

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Encuentro difícil resistirme a ver cualquier película que venga etiquetada como ciencia ficción; en ocasiones ello me ha llevado a duros encontronazos con filmes que en realidad se limitaban a ser antologías de escenas de acción ambientadas en entornos futuristas. Uno de mis desencuentros más recientes ha sido protagonizado por Elysium, el segundo largometraje de un Neill Blomkamp de quien esperaba una propuesta de mayor enjundia tras haber visto su notable District 9 . Parte de la crítica puso el acento en lo supuestamente novedoso de conjugar ciencia ficción con crítica social —como si ambos elementos no hubieran ido de la mano desde siempre— pero nada me había preparado para una película tan desprovista de lógica interna y en la que los temas son meramente esbozados, soslayándose su tratamiento en favor de las secuencias de acción. Esta necesidad de molar se revelaba como la auténtica razón de ser de una película que sólo encontré marginalmente más interesante que productos como O