Under the Dome: bienvenido a la colonia
Nunca he dejado de considerarme un seguidor confeso de la obra de Stephen King aunque la lista de mis lecturas recientes se obstine en mostrar que mi antiguo interés casi se ha esfumado. Y es que ya ha transcurrido más de un lustro desde que leyera el díptico formado por las novelas Desperation y The Regulators, que a su vez fueron publicadas originalmente hace casi veinte años. Quizá la causa de que, a pesar de todo, nunca haya contado a King entre mis autores preferidos sea un prurito esnob pero sí lo considero un valor seguro y he recurrido a él en al menos un par de ocasiones para superar un bache en mi hábito lector.
Sin embargo me ha costado disfrutar con Under the Dome, quizá porque en lugar de enfrentarme a un libraco de más de mil páginas he decidido conformarme con su adaptación televisiva. La presencia del propio King como productor ejecutivo - junto a su casi tocayo Steven Spielberg - parecía garantizar un mínimo de fidelidad a la novela pero Under the Dome ha resultado ser casi tan inane en el aspecto narrativo como genérica en el visual. Tanto en el original como en la adaptación la cúpula invisible que separa el pueblo de Chester's Mill del resto del mundo es el principal interrogante, aunque en la serie veremos a los personajes inmersos en dinámicas sociales del tipo "hoy te ajunto pero mañana no" y otras igualmente propias del patio de un colegio. Y mientras contemplamos el product placement de Microsoft, Toyota y Arcade Fire la trama se embrolla de tal manera que un final satisfactorio parece imposible. Stephen King se ha visto prácticamente obligado a salir a la palestra para defender las virtudes de una serie que no se parece demasiado a su novela y que más bien parece una reinvención: el escritor no fue tan generoso con la adaptación de The Shining filmada por Stanley Kubrick.
En este punto es casi obligatorio recordar Lost, también dotada de un guión sobre el que un gran enigma proyectaba su sombra aunque los personajes dedicaran buena parte de su tiempo al fárrago de lo trivial. Pero la premisa inicial de Under the Dome me ha hecho pensar sobre todo en Gothic, un videojuego en el que también existía una barrera similar como elemento central, aunque en este caso hubiera sido creada ex profeso para mantener aislada una colonia penitenciaria del resto del mundo. Simplemente era algo bajo lo cual el protagonista de Gothic tenía que vivir mientras se dedicaba a contar una historia más interesante.
Sin embargo me ha costado disfrutar con Under the Dome, quizá porque en lugar de enfrentarme a un libraco de más de mil páginas he decidido conformarme con su adaptación televisiva. La presencia del propio King como productor ejecutivo - junto a su casi tocayo Steven Spielberg - parecía garantizar un mínimo de fidelidad a la novela pero Under the Dome ha resultado ser casi tan inane en el aspecto narrativo como genérica en el visual. Tanto en el original como en la adaptación la cúpula invisible que separa el pueblo de Chester's Mill del resto del mundo es el principal interrogante, aunque en la serie veremos a los personajes inmersos en dinámicas sociales del tipo "hoy te ajunto pero mañana no" y otras igualmente propias del patio de un colegio. Y mientras contemplamos el product placement de Microsoft, Toyota y Arcade Fire la trama se embrolla de tal manera que un final satisfactorio parece imposible. Stephen King se ha visto prácticamente obligado a salir a la palestra para defender las virtudes de una serie que no se parece demasiado a su novela y que más bien parece una reinvención: el escritor no fue tan generoso con la adaptación de The Shining filmada por Stanley Kubrick.
En este punto es casi obligatorio recordar Lost, también dotada de un guión sobre el que un gran enigma proyectaba su sombra aunque los personajes dedicaran buena parte de su tiempo al fárrago de lo trivial. Pero la premisa inicial de Under the Dome me ha hecho pensar sobre todo en Gothic, un videojuego en el que también existía una barrera similar como elemento central, aunque en este caso hubiera sido creada ex profeso para mantener aislada una colonia penitenciaria del resto del mundo. Simplemente era algo bajo lo cual el protagonista de Gothic tenía que vivir mientras se dedicaba a contar una historia más interesante.
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