Protocolos ante el apocalipsis

Pese a su reciente incursión en el Senado, no creo necesario insistir en que el subgénero «de zombis» está más que exhausto: resoplar con afectado desdén cada vez que algún conocido menciona The Walking Dead es algo en lo que ya invierto demasiada energía. Pero a pesar de todo, en las últimas semanas me las he arreglado para ver no una, sino dos películas cuya trama gira en torno a estos muertos vivientes, infectados o lo que se tercie llamarlos en cada ocasión.

Busanhaeng
El primer aspecto negativo que he hallado en Train to Busan está en el propio título con el que ha sido distribuida en nuestro país, como si usar una traducción al inglés le añadiera un imprescindible plus de foraneidad a una obra procedente de Corea del Sur. Por lo demás, Train to Busan es una película anodina cuyo principal interés radica en sus escenas de acción, con los protagonistas recorriendo el interior del tren que le da título mientras intentan no sucumbir ante las hordas de zombis. Su galería de personajes está poblada por los tipos usuales: el héroe que se sacrificará por sus compañeros, un padre dispuesto a todo por salvar a su hija y el siempre bienvenido villano de perfil corporativo. Y, aunque quizá se deba a algún tipo de brecha cultural, la lectura de género que cabe hacer es bastante negativa, con todos sus personajes femeninos prisioneros de roles pasivos y necesitando ser salvados de manera casi constante. Este es uno de los problemas que el innecesario remake ya anunciado quizá trate de atajar, mientras que los rasgos que convierten Train to Busan en un producto afín a un videojuego o una partida de rol probablemente serán percibidos como virtudes y conservados.

The Girl with All the Gifts
El visionado de The Girl with All the Gifts ha ofrecido una experiencia muy diferente. Basada en la novela homónima de Mike Carey (de quien ignoraba su trayectoria como novelista, conociéndolo por su labor como guionista de cómics), esta cinta británica nos remite de manera inevitable a un clásico del subgénero como 28 Days Later, con la que comparte un tratamiento similar de algunos temas. La principal herramienta que aquí se emplea para mantener el interés durante el metraje es sencilla, consistiendo en dosificar el grueso de la información con gran tacañería e incluyendo alguna pista ocasional para espectadores atentos. Por ejemplo, un plano en el que vemos una hormiga encaramada a una brizna de hierba podría ofrecer alguna información a micólogos, aficionados a documentales o lectores avezados de la Wikipedia. Así mismo, la película emplea el mito de Pandora como leitmotiv, desde su propio título —Pandora significa literalmente «todos los dones», al igual que «all the gifts» en el título original— hasta un final que casi me atrevería a calificar de sorprendente. Pero el mayor elogio que puedo dedicarle a The Girl with All the Gifts es que ha despertado mi curiosidad por la novela en que se basa: un libro que en su edición en castellano ha sido titulado como Melanie, recibiendo además Una novela de zombis a modo de subtítulo tan escasamente original como poco apetecible.

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