Silent Hill: no camines en silencio
Las películas basadas en videojuegos ocupan uno de los últimos lugares en el escalafón de mis apetencias cinematográficas, no demasiado por delante de las películas de superhéroes. Buena parte de la culpa procede de la decepción que supuso Alone in the Dark , vista mucho antes de haber oído hablar de Uwe Boll. Y aunque el olvido suele comportarse como un amigo compasivo tampoco puedo evitar recordar el hastío experimentado ante Resident Evil , transmutado en película de acción y vehículo para el lucimiento de la futura esposa de su director. Lo perpetrado en esta última fue causa de la reticencia con que me aproximé a Silent Hill , tambien inspirada en una serie de videojuegos de horror a los que en este caso ni siquiera había jugado. De hecho, la posibilidad de hacerlo prácticamente ha dejado de existir: hace unos años Konami afirmó haber perdido el código fuente de la segunda y tercera entregas, llamando la atención una vez más sobre la necesidad de preservación de los videojuegos...