Altar de Fey: casi póstumos

Ni siquiera en sus comienzos el rock gótico fue un todo monolítico y su hipotética esencia original no tardó en ser tamizada por diversas influencias. Quizá por la distancia que la separaba de los epicentros del siniestrismo europeo, la variedad que floreció en California a principios de los años ochenta contó con unas particulares señas de identidad: en especial una mayor afinidad con el hardcore que por allí se estilaba que con el punk de inspiración británica. Christian Death fueron los fundadores y abanderados incuestionables de esta corriente bautizada como deathrock. Pero el caso de Altar de Fey es muy diferente y francamente emocionante, aunque quepa preguntarse en qué medida su historia es una falsa mitología, construida de manera similar a lo relatado sobre Sixto Rodríguez en el documental Searching for Sugar Man.

Altar de Fey
Altar de Fey fue un grupo de deathrock que, tras un brevísimo recorrido hacia mediados de la década de los ochenta, solo legó a la posteridad algunas grabaciones de carácter más bien maquetero y un puñado de fotografías desenfocadas, como si se trataran de una moderna versión de Lautréamont que de nuevo se hubiera propuesto no dejar memorias de sí. Sin embargo, tan exiguo rastro bastó para estimular la imaginación de no pocos aficionados a la música oscura y generar un interés en torno a la banda que, a la postre, ha servido para sacarlos de su retiro. Así, treinta años después de su efímero momento de gloria inicial, Altar de Fey han regresado para grabar su primer álbum.

La escucha de Echoes in the Corridors me ha parecido fascinante y, si no conociera la historia de sus creadores, me habría resultado fácil creer que se trataba de una obra perdida, rescatada de los almacenes de Cleopatra Records; o quizá de un pastiche actual, émulo de la primera oleada del rock gótico californiano. De hecho, este disco conjuga en cierta medida ambas posibilidades al incluir composiciones antiguas junto a material más reciente. En todo caso no falta en él ninguno de los tics que cabría esperar: la teatralidad en la voz, prominentes ritmos de timbales en la batería y un bajo que funciona como sostén indiscutible de una guitarra que parece aullar sus melodías. La semejanza con Only Theatre of Pain es más que evidente, a pesar de que el debut de Christian Death —grabado con medios relativamente limitados— nunca sonara tan bien como este álbum de Altar de Fey. El único aspecto criticable que puedo hacerle a Echoes in the Corridors es su brevedad: ocho canciones saben a poco aunque entre ellas se encuentren joyas como una «I See Demons» que hace las veces de excelente obertura o la trepidante «Right to the Point», que le confieren al disco un valor que trasciende su carácter de anécdota nostálgica.

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