Makthaverskan: ¿quién sobrevivirá?

Mi interés por la música nunca me llevó a convertirme en un oyente habitual de radio, ni siquiera en la época en que era una de las vías primarias para entrar en contacto con nuevos grupos. Siempre dejé este medio en un segundo plano, prefiriendo guiarme por recomendaciones de amigos y conocidos, además de lo leído o vislumbrado en revistas y fanzines. Y sin embargo hoy ha llegado a escuchar mucha más radio que antaño, siempre en la variante de programas a la carta que se ha dado en llamar podcasts y casi nunca de aquellos dedicados a la música.

Makthaverskan
Por ello me ha parecido verdaderamente inusitado conocer a Makthaverskan de este modo, sin saber en un principio quienes eran los autores de aquella canción que me había intrigado casi desde su primer compás. Finalizada la investigación pertinente, Makthaverskan ha resultado ser una joven banda de Gotemburgo que cultiva una variedad de rock gótico en la que se insinúan muchos de los usuales progenitores ilustres, pero evitando holgadamente el agujero negro en que parece haberse convertido hoy el legado de Joy Division. La coctelera tampoco ha arrojado un resultado especialmente novedoso en esta ocasión pero no he podido evitar sentirme cautivado por un sonido en el que destacan la rotunda presencia de sus líneas de bajo y la notable proyección vocal de su cantante, que bien podría arreglárselas sin parte de su reverberante envoltorio. Otros detalles son fruto de un desvergonzado saqueo de la discografía de The Cure, como el uso ocasional del bajo de seis cuerdas a modo de instrumento melódico; con todo, estos hurtos son preferibles a unas guitarras que se tornan chicharreras en cuanto abandonan su infatigable limpieza en favor de la distorsión.

Ignoro si ha sido a causa del miedo a la indigestión o por el deseo de prolongar la sensación de novedad pero por el momento he preferido no escuchar el primero de los álbumes de Makthaverskan. Con su pátina sombría, el sonido a caballo entre pop y punk que reina en su segundo trabajo debiera bastarme durante una temporada. Sobre todo al suplementarlo con Witness, el single que contiene la canción homónima que me ha llevado a este penúltimo hallazgo.

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