House of Leaves: la casa azul

Últimamente he detectado en mí alguna renuencia a enfrentarme a libros que superan cierta extensión, en especial si se acercan peligrosamente al millar de páginas. Nunca hasta ahora había sido melindroso al escoger mis lecturas y, aunque no se trata de pereza, la idea de no finalizar la lectura de un libro me produce tal desazón que en ocasiones actúo de manera preventiva, renunciando a abrirlo cuando sospecho que en algún momento la tentación de abandonarlo llegará a corroerme. Por ello, si termino con un voluminoso mamotreto en mis manos es porque lo he considerado un valor seguro. O quizá porque el sentido del deber me ha llevado hasta él.

Así, la extensión de House of Leaves supuso un pequeño escollo inicial. Pero esta novela de Mark Z. Danielewski contaba con elementos propios del horror que no habían impedido que fuera tomada más o menos en serio en los círculos literarios convencionales. Se trataba, por tanto, de una obra casi ineludible para mí y decidí seguir mi política usual en estas circunstancias: hacerme con ella y dejar que su papel amarilleara hasta que la curiosidad o la culpa me arrastraran a su lectura.

House of Leaves, por Mark Z. Danielewski
La narración de House of Leaves se estructura en torno a un doble recurso de manuscrito encontrado, anidando el primero dentro del segundo a modo de matrioskas: Johnny Truant comenta un texto inédito de su vecino Zampanò, qué a su vez se trata de un análisis del metraje filmado por el fotógrafo Will Navidson. Además de ser el pretexto sobre el que Danielewski construye el entramado narrativo de la novela, este núcleo central revela el más que probable trasfondo del autor como jugador de rol: una casa cuyo interior parece ser más grande que su exterior no puede sino remitirme inmediatamente a espacios extradimensionales, horrores cósmicos y partidas de La llamada de Cthulhu. Por desgracia no he sido del todo capaz de apreciar el aspecto formal de House of Leaves y, mientras lo leía en el transporte público, era demasiado consciente de lo que podría pensar algún viajero que me viera rotar el libro para seguir una frase dispuesta en espiral o alguna zarandaja similar. Por otra parte, las distintas líneas argumentales presentes en la obra me han interesado de manera desigual y he leído con mayor avidez el relato de Zampanò sobre el vídeo de Navidson que las notas de Johnny Truant sobre su descenso al horror mediante la autodestrucción. House of Leaves no me ha parecido especialmente satisfactoria como novela de terror pero no creo que la intención de Danielewski fuera ofrecer una experiencia puramente escapista, sino plantear un juego literario basado en unas convenciones de género por las que siente afinidad.

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