El misterio de las voces élficas

Cuando conocí a Cocteau Twins la banda escocesa se hallaba en las postrimerías de su carrera. Su relevancia no solía ser puesta en duda pero tampoco era raro que se la considerara una antigualla heredada de los años ochenta, entonces todavía demasiado cercanos para ser reivindicados sin asomo de sonrojo. Es posible que su nombre no esté tan presente en el discurso musical dominante como el de algunos de sus coetáneos pero su legado es hoy más visible que nunca y su influencia se deja sentir en el sonido de numerosas bandas.

Moon, por Snowbird
Algunos de estos grupos afines han terminado recalando en Bella Union, la compañía discográfica fundada por Robin Guthrie y Simon Raymonde tras la disolución de Cocteau Twins. Por supuesto, era inevitable que Bella Union publicara el primer trabajo de Snowbird, un proyecto del propio Raymonde junto a la cantante estadounidense Stephanie Dosen. Pero las primeras escuchas de Moon han supuesto una pequeña decepción, quizá agudizada por las expectativas generadas durante la espera previa a su aparición. El intrincado trabajo vocal de Dosen es en exceso reminiscente del llevado a cabo por Elizabeth Fraser en Cocteau Twins, con un protagonismo aun mayor que lo hace destacar sobre el algo anodino apartado instrumental. Aquí Raymonde parece haberse limitado a recrear los momentos más lánguidamente aburridos de su antigua banda, reemplazando buena parte de la riqueza sonora de antaño con pianos minimalistas.

The Dew Lasts an Hour, por Ballet School
Mucho más satisfactorio ha sido mi encuentro con The Dew Lasts an Hour, el primer álbum de Ballet School y también editado por Bella Union. Los ídolos de esta banda afincada en Berlín son tan fácilmente identificables en su sonido que me cuesta contener mi condescendencia cada vez que oigo otro gorgorito que parece salido de la garganta de Elizabeth Fraser, o una nueva línea de bajo tan bañada en chorus que podría haber sido tocada por Peter Hook en sus años mozos. El ejemplo perfecto es «Heartbeat Overdrive», una canción que llega a sonar como un mashup de Cocteau Twins y New Order: todo el disco viene a ser un constante déjà vu aunque ello no impide que esté repleto de buenas melodías y, casi a mi pesar, no puedo evitar regresar a él una y otra vez. Me consuela pensar que The Dew Lasts an Hour es un primer trabajo y hay tiempo para que Ballet School trascienda su cómodo rol de herederos espirituales de otras bandas.

Comentarios

Publicar un comentario