Tau Zero: viaje con nosotros

Hace ya algún tiempo que me considero un ávido lector de ciencia ficción, aunque mis intereses estén muy acotados temporal y temáticamente. No leo demasiadas obras contemporáneas y las décadas de los cincuenta y los sesenta del siglo pasado son el objetivo más frecuente de mis incursiones en el género. Así mismo, la división tradicional de la ciencia ficción en dura y blanda me causa pocos dilemas y antes que leer palabrería más o menos científica suelo preferir las reflexiones de carácter político y social que ofrece la ciencia ficción más blanda: no es casual que Ursula K. Le Guin sea una de mis autoras más queridas desde que mi profesor de Políticas Públicas —vaya asignatura árida— recomendara la lectura de La mano izquierda de la oscuridad.

Tau Zero, por Poul Anderson
Por el contrario suelo hallar menos atractivo en la ciencia ficción dura y generalmente cultivo su lectura de manera casual, llevado por el capricho de conocer algún escritor de los considerados «imprescindibles». Eso es lo que me llevó a hacerme con Tau Zero de Poul Anderson, porque desde luego que no me sentí atraído por la ecuación de aspecto malévolo que lucía en la portada y que auguraba unos contenidos no ya duros, sino durísimos. Tau Zero narra el viaje espacial y temporal de la Leonora Christine, una nave tripulada por un reducido grupo de colonos en ruta hacia un mundo nuevo. Por el camino el lector hallará las preceptivas digresiones científicas, abundantes pero piadosamente breves para no perjudicar en exceso al ritmo de la narración. El aspecto psicológico de los personajes es inusualmente importante en una obra de estas características pero, antes que como personalidades individuales, son tratados como un bloque monolítico capaz de experimentar reacciones ante determinados acontecimientos. Al menos las ideas que se manejan son interesantes pero durante la lectura eché de menos un desarrollo del argumento o de los personajes que estuviera a la altura de la relatividad temporal, la verdadera protagonista de la novela.

Comentarios

  1. ♪...si quiere gozar... ♫
    Ya en serio. La CF fue siempre de mis lecturas predilectas, de todo tipo: "blanda", "dura", cyberpunk, surrealista, de aventuras... Todo lo devoré.
    Muestro predilección por determinados autores antes que por tendencias o líneas argumentales. De hecho, Poul Anderson es un grandísimo ejemplo de ello (no el único), ya que puede ser ultra-científico en algunas obras y super-fantasioso en otras, sin distinguir entre formato novela o cuento, ambos espacios narrativos en los que abundó bastante.
    Lo contrario, por ejemplo, que me suele ocurrir con el celebérrimo y brillante Isaac Asimov, del que sus descripciones y disquisiciones técnicas me aburren sobremanera, hasta el punto de pasarme varias páginas de sus libros sin apenas mirar si continúa aún hablando de lo mismo.
    Volviendo a Anderson, este libro en concreto no lo leí, por lo que te agradezco tu reseña y recomendación. Ya me atrae. Guardo especial cariño por sus obras cortas, de las cuales "El Inmortal" fue mi primer contacto con este inmenso autor.
    Gracias de nuevo, Diego. Un saludo.

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  2. Yo había oído algo acerca de lo diverso de la obra de Poul Anderson pero no había leído nada suyo suyo así que escogí este un poco al azar, por rbar. Y lo cierto es que me ha gustado a pesar de todo. Probablemente lea algo más en el futuro aunque exploraré otras facetas.
    Con la mayor parte de la obra de Asimov me ocurre más o menos lo mismo que a ti, sus historias son interesantes pero hay partes que me saltaría. Sin embargo hace no demasiado que releí las Fundaciones del tirón y me parecieron lecturas más amenas de lo que recordaba.
    Un saludo.

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