Sustracciones

Las opiniones sobre la clasificación de la música contemporánea en géneros son variadas, abarcando desde la del etiquetador compulsivo que necesita archivar cada sonido en su correspondiente anaquel hasta la actitud opuesta de quien reniega de todo intento de parcelar lo sonoro. Pero más común es encontrarse en alguna posición intermedia entre ambos extremos, contemplando las etiquetas como herramientas útiles que nos ayudan a entender la música y convierten un todo ingente en categorías más manejables y aprehensibles. Por el contrario, la división en géneros pierde rápidamente esa utilidad cuando se emplea para constreñir las diversas propuestas musicales, encerrándolas de manera artificial en guetos cada vez menores.

Castañuelas
Pero el intento del ayuntamiento de Fuengirola de proscribir determinadas formas musicales de la feria que allí se ha celebrado recientemente es, además de descaradamente autoritario, imposible de llevar a la práctica con un mínimo de rigor. La relación de géneros mencionados en el bando es arbitraria en exceso y lo único que deja patente es la ignorancia de algunos munícipes y su odio por las formas más duras del rock al citar por separado metal y heavy metal, por no hablar de ese cajón de sastre llamado música alternativa que serviría para recoger todo lo no mencionado explícitamente. Lo cierto es que la lista de exclusiones es tan vaga y presenta tantas lagunas que funcionaría mejor al invertir su propósito original, detallando exactamente el tipo de música que el ayuntamiento desea como banda sonora de su feria en lugar de enumerar sonidos inapropiados.

Un buen número de medios de comunicación —especializados o no— ha recogido la noticia, enfatizando que la música de la feria no podrá ser en otro idioma que el castellano y empleando un tono generalmente sensacionalista. Pero esta normativa municipal es tan escandalosamente intrusiva que no hay demasiadas maneras de presentarla. El secuestro de conceptos como lo popular y lo tradicional que la corporación municipal de Fuengirola ha llevado a cabo es alevoso y su finalidad homogeneizadora, tangible. Sin embargo el principal problema generado por actitudes de este tipo es la identificación de ciertas formas culturales con lo rancio y lo autoritario, dejando tras de sí un legado que dificulta futuras reivindicaciones de las mismas.

Comentarios

  1. Hola, Diego.

    Ignoro en verdad los motivos (y motivaciones) que llevan al Ayuntamiento de Málaga a tomar esta medida, evidentemente castradora, pero tu análisis musical me ha parecido muy interesante, ya que es cierto que resulta terriblemente difícil categorizar a determinados grupos en un género... Yo diría que ¡afortunadamente!

    Me parece que, a estas alturas del "negocio", ya tod@s sabemos que esta práctica obedece a determinados intereses comerciales y/o socio-políticos, que a la postre vienen a ser lo mismo. También es cierto que a l@s que no conocemos a determinada banda, o vamos curioseando, como me suele ocurrir con suma frecuencia, también nos gusta que nos orienten sobre el sonido. Después podremos decidir si el encasillamiento fue acertado o no, que eso depende muchísimo del gusto y cultura musicales de cada cual.

    Me ha gustado leer esta reflexión, aunque provenga de un hecho lamentable.
    Un abrazo.

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