Savages: con zapatos rojos

La resurrección del post-punk que se produjo a comienzos de este siglo finalmente ha terminado por quedar en poca cosa, agotadas las formulas de las bandas en su momento señaladas como punteras. Interpol yace en barbecho tras un mediocre álbum homónimo mientras que Ritual de White Lies fue recibido de manera más bien tibia. Por su parte, Editors dan tumbos entre devaneos electrónicos y pop rock de estadio, haciendo gala de una indefinición que parece más propia de Bloc Party, un grupo que a veces se menciona junto a los anteriores por motivos que me son ajenos.

En este contexto está apareciendo una nueva ola de grupos cuya aproximación al post-punk es mucho más radical y hasta fundamentalista, sin aparentes intenciones de poner al día las propuestas ni sonar de manera muy diferente a las bandas de treinta años atrás. Directos y primitivos, su crudeza los asemeja aún más a los grupos punk que inspiraron a sus ídolos, al tiempo que los dota de una oscuridad primordial y casi gótica a la que los protagonistas del llamado post-punk revival en buena medida habían renunciado.

Silence Yourself, por Savages
Bandas como Future Eaters o Grave Babies cultivan estos sonidos con bastante acierto pero - dejando The Soft Moon a un lado - son Savages quienes probablemente están alcanzando mayor repercusión mediática. Aunque para describir lo que hacen hay quien echa mano de las ineludibles y aburridas comparaciones con Joy Division, las semejanzas no van más allá de los cortes de pelo de sus vocalistas. Savages no recuerdan a los de Manchester mas que vagamente y parecen recibir el grueso de su inspiración de los primeros Killing Joke, con el añadido de las más tétricas guitarras de Bauhaus. Con un primer álbum publicado hace apenas unos meses aún es pronto para juzgar la relevancia de un grupo que se las arregla para rebosar frescura a pesar de estar construido con mimbres de hace tres décadas. Quizá los paralelismos entre la coyuntura económica y social de entonces y la actual estén contribuyendo a dotar de mayor vigencia a este post-punk redivivo, tan rabioso como esperanzado.

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