We will, we will...

El aprendizaje de un instrumento musical no es un camino recto y mucho menos una ciencia exacta, existiendo numerosas vías para alcanzar el objetivo deseado. En el caso de que la guitarra sea el instrumento de nuestros amores los métodos informales casi siempre han sido más populares que la enseñanza reglada: recurrir a un amigo enteradillo o limitarse al autodidactismo puro y duro solían ser las vías de aproximación más empleadas antaño, cuando los primeros pasos con una guitarra se daban en compañía de The Animals, U2 o Nirvana. Pero la popularización de internet lo cambió todo y hace tiempo que es posible contar con un vasto número de recursos para el aprendizaje que van mucho más lejos que los manojos de partituras fotocopiadas o las explicaciones bienintencionadas de algún conocido. Con el tiempo incluso ha llegado a existir un cierto número de aplicaciones específicamente dedicadas a la enseñanza musical.

Ubisoft ya había publicado en el pasado algún software relacionado con la música y, de hecho, hace años empleé no pocas horas con un Guitar Hits que fue bien recibido por el guitarrista primerizo que yo era entonces, cansado de surcar la red buscando tablaturas o de aguzar el oído para extraer las melodías de mis discos preferidos. Pero el más reciente Rocksmith es un proyecto mucho más ambicioso, si bien ha llegado a Europa y al PC con demasiado retraso. Rocksmith no se trata de un mero clon de Guitar Hero venido a más sino que pretende ser un juego que nos permita tocar un instrumento real: las guitarras de plástico con botones coloreados aquí son sustituidas por nuestra propia guitarra (¡o bajo!), conectada a nuestro ordenador mediante un cable USB dotado de una rudimentaria interfaz de audio que funciona sin demasiada latencia. El resultado es técnicamente irreprochable y aunque aún está por ver si las horas invertidas en el juego se traducirán en una mejora real como músico las bondades del divertimento no son pocas. La principal virtud de Rocksmith es que permitirá a los aprendices de músico más inconstantes (o a los que arrinconaron su instrumento en el trastero años atrás) acercarse a la música ocasionalmente y verla como una actividad divertida y accesible antes que como un oficio que exige gran dedicación y que es mejor dejar a los profesionales del ramo.

Comentarios