Nada de blues

Exceptuando un puñado de ejemplos - predominantemente acústicos - el dúo nunca ha sido uno de los formatos más populares en el pop y no digamos en el rock. Los responsables de popularizar el concepto en época reciente han sido The White Stripes, famosos por demostrar que un grupo de blues rock relativamente tradicional en sus planteamientos puede defender con solvencia su propuesta en directo con tan sólo dos personas. Muchas otras bandas han seguido el camino abierto por el proyecto de Jack White, si bien lo más común es que el resultado se aderece con una buena dosis de secuencias pregrabadas para ofrecer una mayor solidez sobre el escenario y así nos encontramos con bandas como The Kills o The Ting Tings. Pero Blood Red Shoes no comparte esta afición por la electrónica demostrada por la mayoría de dúos actuales.

He llegado a convertirme en un fan de Blood Red Shoes casi por casualidad, desde aquel día en que elegí ir a su concierto en Madrid en lugar de ver a los más conocidos The Ting Tings (y aquí he de decir que Great DJ y That's Not My Name siguen pareciéndome excelentes canciones a pesar de todo). Se trataba de un concierto perteneciente a la gira de su imprescindible primer álbum Box of Secrets y la minimalista puesta en escena de Blood Red Shoes constaba del cuidado sonido de la guitarra de Laura-Mary Carter, la contundente batería de Steven Ansell y, sobre todo, las voces de ambos. No había ni rastro de armonías vocales pero sí algo más que un simple arreglo de voz principal y coros: ninguna de las voces destaca por encima de la otra y los juegos de llamada y respuesta aportan interés a una música cuya parte instrumental no sería demasiado especial por sí sola.

Es evidente que una formación de estas características tiene un techo marcado por lo limitado de la instrumentación disponible y probablemente ése sea el motivo de que al afrontar su tercer trabajo el dúo de Brighton haya optado por permitirse algunas licencias. De este modo en In Time to Voices las guitarras acústicas y los teclados coexisten junto a las sempiternas guitarras eléctricas y baterías, permitiendo alcanzar sonidos menos confinados. Sin embargo, nada de esto ha sido trasladado al directo y Blood Red Shoes continúa siendo fiel a una ética y sonoridad más cercanas al punk que al rock de toda la vida.

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