Intacto pero podrido

Hace ya bastante tiempo que la invasión zombi que sufrimos en todos los frentes - cómic, libros, cine, videojuegos y hasta televisión - ha sobrepasado los límites de lo razonable. El hastío y la indiferencia han dejado paso al horror a medida que esta marea cadavérica invadía todo como una insidiosa modalidad más de pensamiento único: de igual manera que hay quien habla de un solo camino para "salir de la crisis", en ocasiones llega a parecer que ya sólo queda una manera de escribir ficción fantástica, con el muerto viviente convertido en elemento casi ubicuo.

El fenómeno zombi no sólo no muestra visos de retroceso sino que que el futuro estreno de la adaptación cinematográfica de World War Z o el más próximo de la tercera temporada de The Walking Dead hacen que ni siquiera se vislumbre la proverbial luz al final del túnel. Pero el agotamiento del género se evidencia en algunas de las comedias que han parodiado sin miramientos buena parte de sus convenciones. Algunos de los mejores ejemplos son Zombieland, destacable entre otras cosas por su particular afán deconstructivo, y Shaun of the Dead, su predecesora en más de un sentido.

Shaun of the Dead mezcla con acierto las pullas hacia la comedia romántica y el apocalipsis zombi, géneros poco menos que antitéticos pero que son vapuleados de manera similarmente inmisericorde, quizá no siempre desde el buen gusto pero sí desde el cariño y con una clara voluntad de homenajear. El carácter británico de la cinta es visible en elementos como la abundancia de referencias musicales idiosincráticas y, así, veremos a Morrissey cantando un fragmento de Panic por televisión mientras que una copia del tan denostado Second Coming de The Stone Roses se convertirá en improvisada arma arrojadiza. Pero más allá de guiños culturales, acción delirante e irreverencias varias, los títulos de crédito iniciales ya anticipan el tema de la película al mostrar a personas normales y corrientes completamente robotizadas durante su día a día. No se trata simplemente de que los zombis ya estén aquí: es que somos nosotros.

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