En defensa del pop

Demasiado a menudo ocurre que el término pop es usado de manera despectiva y con ánimo de trivializar, como si el rock tuviera el monopolio de la autenticidad y el pop fuera un mero producto insustancial, fácil de elaborar, digerir y aún más de evacuar. El uso peyorativo de la palabra pop es tan frecuente que parece casi obligado adherirle etiquetas como alternativo o indie para poder referirse de manera respetable a cierta música que, dejando de lado su calidad, no necesariamente supondrá una alternativa a algo o será independiente en el más estricto sentido del término.

CasetePero yo no creo en la dicotomía de rock contra pop y me atrevo a pensar que ambos términos son casi intercambiables en muchos casos. De hecho me gusta hablar de música pop sin prefijos ni apellidos, entendiéndola en su sentido más amplio y no como algo que se posiciona frente al rock o se limita a ceñirse a los sonidos que pueblan las radiofórmulas. Y no es que desprecie todo intento de etiquetado pero no creo necesaria esta excesiva compartimentación tan querida por algunos. La música pop es un cajón de sastre de tal magnitud que puede llegar a incluir muchas propuestas con poco en común entre sí y dentro de un marco semejante las habrá más o menos atractivas. Pero en definitiva abogo por el derecho a opinar que es posible hacer pop con buen gusto, de manera imaginativa y, por qué no, con clase.

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