...para en monstruos no convertirnos

A pesar de haber sido publicado casi dos años atrás no he sido capaz de completar The Witcher hasta hace apenas una semana. La aventura ha resultado ser un soberbio videojuego de acción que sobresale en los apartados audiovisual y narrativo, rozando lo espectacular en muchas ocasiones. Unos cuantos de sus elementos hacen que se pueda considerar fácilmente como un juego de rol pero por encima de la ya clásica mejora del personaje a través de la experiencia adquirida lo que destaca es la posibilidad de tomar decisiones que tendrán importantes consecuencias en el desarrollo de la historia. Esta capacidad de decisión va más allá de la elección entre bien y mal al estilo de los juegos de BioWare: tendremos que tomar partido por uno de los dos bandos que se presentan y si nos pareciera que ninguno tiene una gran ventaja moral sobre el otro también existe la opción de permanecer neutral. Y ahí radica la grandeza de este juego, una buena historia contada derrochando matices de gris y con la capacidad de discurrir por diferentes derroteros en función de las decisiones tomadas por el jugador.

Hace ya algunos años que lo fantástico está dejando de ser un género minoritario gracias a las adaptaciones cinematográficas de Peter Jackson pero también a autores de éxito como George R. R. Martin o Andrzej Sapkowski, uno de los escritores más leídos en su Polonia natal y autor de la Saga de Geralt de Rivia, el ciclo de novelas en el que se inspira The Witcher. A pesar de inscribirse en un contexto más plenamente fantástico que Canción de hielo y fuego la obra de Sapkowski no tiene el sabor casi alienígena que caracteriza a este tipo de ficción y el mundo que se nos muestra es sorprendentemente verosímil e incluso familiar, repleto de referencias al folclore polaco y centroeuropeo. Esto es ciertamente refrescante para el lector de literatura fantástica, demasiado acostumbrado a vislumbrar todo a través de un prisma anglosajón. Pero si algo tienen en común los mundos de Martin y Sapkowski es su crudeza y falta de corrección política, exacerbadas hasta la irreverencia en el caso del segundo. La concepción de la naturaleza humana de este escritor polaco es decididamente pesimista y ello queda patente en la vulgaridad que muchos de los personajes transmiten en su discurso, un detalle que la excelente traducción al castellano muestra extraordinariamente bien.

El último deseoPor su parecido con un Elric de Melniboné venido a menos podríamos asumir que Geralt de Rivia no es más que el último de una larga lista de antihéroes aunque no se limita a ser un albino atormentado como el personaje de Michael Moorcock. El brujo Geralt es una persona con tendencias bastante bondadosas aunque contrarrestadas por su gran cansancio vital, un agudo cinismo y algún sarcasmo siempre a punto de acudir a sus labios. Su oficio no es salvar el mundo sino trabajar como desfacedor de entuertos profesional y aunque en ocasiones se involucre en eventos de gran importancia siempre lo hará en calidad de peón de los poderosos, ya sea a cambio de una recompensa, forzado por las circunstancias o incluso como víctima de un engaño. Geralt no es un personaje que realmente crezca durante la narración pero su personalidad y sus aventuras son lo suficientemente interesantes como para que el sentimiento de novedad tarde en dejar paso al déjà vu.

Comentarios

  1. Gracias a tus comentarios más analíticos en tan sólo media hora he podido decidir dos buenos regalos para dos seres queridos. Creo que los blogs son una buena forma de descubrir nuevos "mundos" que de otra manera serían de difícil acceso para ciertas personas por el simple hecho de la misma ignorancia hacia ese tema. Estoy encantada!!

    ResponderEliminar
  2. De cierta manera Geralt de Rivia no seria un guiño a Elric de Melniboné ¿? por parte de su autor Andrzej Sapkowski, tiene ciertas similitudes mas en su físico y simbolos, pero mas allá de ello, Geralt se ha convertido en uno de mis personajes favoritos, una grandiosa obra, con una critica social muy acorde y adaptable a estos tiempos que se viven, pero sin dejar la fantasia de lado, una de las mejores obras literarias de los últimos tiempos en mi opinión...Saludos y muy buen post n_n7

    ResponderEliminar
  3. El propio Moorcock ha llegado a hablar de plagio más o menos descarado pero yo también lo veo más como un homenaje que otra cosa. No sé qué es lo que Sapkowsky dice al respecto, eso sí.
    ¡Gracias! Aunque no había terminado con Geralt cuando escribí esto (creo que tenía recién leída La sangre de los elfos) y hay un montón de cosas que pasé por alto.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario